Después del "no funcionó"
Aquí les va mi historia.
Comúnmente soy muy reservada en cuanto a mi vida de pareja. Pero de unos meses para acá, el amor y lo que hay entorno a él se ha vuelto un “tema” recurrente conmigo misma y justo por eso quisiera compartirles mi experiencia.
Sé que a muchos por aquí nos han roto el corazón o quizá somos nosotros quienes han roto el de alguien más, sea cual sea el caso, la experiencia no es grata y por hacernos “los fuertes”, no nos liberamos de muchos sentimientos que nos permitirían cambiar la página del libro.
No pretendo terapearlos, por que no soy psicóloga, pero si contarles mi experiencia por que quizá, al igual que yo, estás experimentando lo mismo…
A lo largo de mi vida, he conocido diferentes tipos de amor, el de mi familia que es incondicional, el de mis amigos que es divertido y lleno de risas, incluso el de mis compañeros de trabajo y colegas que es de aprendizaje y admiración. Sin embargo el de pareja ha sido TODAAAAAAA una experiencia.
Creo que no importa el sexo o la posición social, conocer el amor de pareja es algo en lo que todos somos novatos. Claro que había leído muchas novelas y libros con finales felices, pero, cuando era el momento de la acción, me sentía como si me aventarán a una jaula con leones sin ningún escudo.
La neta es que en cuestiones del amor se podría decir que fui aprendiendo tipo “prueba y error”.
Mi primer amor, fue súper bonito. Van a pensar que soy una cursi pero de verdad que lo fue. Era la primera vez que me enamoraba y que sentía muchísimas cosas que jamás había sentido por alguien. Aprendimos juntos y las cualidades que buscaba en una pareja, esa persona las tenía. Pero después de un tiempo, nuestros caminos se separaron y ahí experimente mi primer “truene con alguien” ¡UFFFFF vaya que dolió!
Después de esa experiencia, comencé a ponerle “capas” a cada relación que seguía. A ser más cautelosa y menos preocupada por que tanto daba y más por el que recibía.
Con los años y varios viajes después, el amor me tocó la puerta otra vez. Era un país diferente y bajo otras circunstancias. El enamoramiento duró varios meses juntos e incluso a distancia, sin embargo, las cosas “no funcionaron” para los dos y cada quien tomó caminos diferentes. Fue un amor breve pero intenso.
Y como bien dice el dicho, “la tercera es la vencida” y “en el corazón no se manda” me enamoré una tercera vez. Fue mucho tiempo planeando momentos que simplemente se quedaron en eso, planes. El destino “no funcionó” con nosotros. Por más difícil que fuera, sabía que la mejor decisión para los dos y SOBRE TODO para mí, era seguir nuestros caminos separados. En esta ocasión, le hice más caso a mi mente y no a mi corazón. Eso no implicó que claro que me dolió y por supuesto que lloré tantito (aquí entre nos hahaha)
Sin embargo esta última vez más que tristeza, fue decepción. Ahí descubrí que mientras más te conoces, los “no funcionó” los saboreas con otra mentalidad.
Actualmente con algunos de esos 3 ex-amores tengo contacto. Con otros no. Todos encontraron a alguien con quien vivir su amor, lo cual me da MIL GUSTO.
Mientras tanto y en estas últimas semanas, platicando con varios amigos (as) descubrí que sin decirlo, muchos estamos parados en la misma estación preguntándonos… ¿dónde quedamos los que aún creemos en el amor y ese no ha llegado? Y aunque este camino de encontrar la respuesta ha sido un poco enredado, déjenme decirles que por fin veo llegar el tren jajajaja
Cuando comencé a enfocarme en disfrutar mi soledad pero no sentirme sola, mi propósito en la vida comenzó a tener más sentido y a ser mucho más claro. (Por más cliché que suene, pero de verdad pasó).
Descubrí que Dios nos usa de manera diferente cuando NO estamos en ninguna relación más que la que tenemos con nosotros mismos y con él.
Aprendí a entender de que carecían esas relaciones pasadas y que era lo mejor que me aportó cada una. Me di cuenta que es súper importante preguntarnos también ¿cómo me siento después de estar con esa persona? Y no solamente dejarnos llevar por lo que nos da en el momento. Que no es necesario salir de fiesta para encontrar a tu siguiente pareja y que descargar apps de citas, tampoco asegura que te acercarás a ella.
Reconocí en que fallé y en que puedo trabajar. Descubrí que puedo orar por esas cualidades que sé que encontraré y sobre todo, conocí de cerca el verdadero sentido de la paciencia mezclada con la fé.
Estamos tan acostumbrados a vivir y tener todo al momento. Piénsalo. En el tráfico camino al trabajo, cuando estamos de compras y queremos que nos atiendan en dos segundos. No nos gusta hacer fila en el banco y la lista continúa.... Con este ritmo de vida, claro que puede ser muy fácil caer en las relaciones pasajeras.
Pero el amor es diferente. El amor es decisión y trabajo. Ví un documental que explicaba el amor desde la ciencia y concuerdan que el enamoramiento dura un par de meses y que al final estar con alguien es una decisión. Conoces sus pros y contras y aún así decides entrarle.
Actualmente, “digamos que el amor me toma tiempo”, como diría uno de mis blogger favoritos Alan Estrada, pero he aprendido que ese tiempo no se mal gasta.
¿Qué sigue después del “no funcionó”?
MÁS AMOR. Más amor a nosotros mismos y por nosotros mismos. Con Dios, en nuestro día a día y para con los demás. En tu trabajo, con tu familia y con tus amigos. MÁS AMOR, del que acepta cerrar ciclos y abraza los nuevos momentos. Del que se prepara para recibir nuevos aprendizajes y se muestra así tal cual, sin filtros. De ese que decide y espera paciente, con mucha fé y certeza de que la persona correcta va llegar en el momento indicado, aceptándonos tal cual somos, potencializando lo que seremos y celebrando lo que crearemos juntos.
Es después de esas situaciones que no funcionaron, las que nos acercan a conocer la que si funcionará y eso mis amigos, ¡ES EMOCIONANTE! ¿No creen?
¿Quién ha vivido algo similar? ¡Quiero leer sus historias!
Con cariño,
Karen
FOTOS: STYLEGONZALEZ 😍😍😍😍