Eligiendo mis batallas

En mi post pasado les platiqué mi historia y perspectiva de esa etapa incómoda después del “no funciono” 

Amé conocer sus historias y sobretodo saber que no soy la única que ha vivido una situación así. ¡NO andamos solos en esto de las relaciones amorosas y de eso me di cuenta al compartirles mi experiencia! 

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Hoy en mi iglesia, mi pastor platicaba como hay que ser MUY inteligentes para elegir nuestras batallas. Y eso me dejó pensando…

Si hay batallas en la vida y sobre todo en el amor, ¿Cómo encuentro por lo que si hay que luchar? Y si creo que ya lo encontré, ¿cómo sé que eso por lo que estoy luchando, es lo que de verdad necesito? ESPECIALMENTE después de salir de una relación que “no funciono” 

Así que con una tacita de té y después de todo lo que les conté en ese post, me cayeron algunos 20’s -como decimos en México-… 

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Lo primero es entender la naturaleza de la transformación y que esta SIEMPRE conlleva salir de lo cómodo. No necesariamente tiene que ser dolorosa, sin embargo, estoy MUY SEGURA que mientras más difícil se vuelve, es por que el resultado es mucho más prometedor. Piénsalo, todo eso que te ha dado gran satisfacción no te llegó de la noche a la mañana y mucho menos fue fácil conseguirlo. Y no me dejarás mentir que con grandes cambios, vienen nuevas y mejores oportunidades. 

Todos nosotros que hemos vivido una experiencia de “no funcionó” sabemos que eso puede dejarnos un poco desubicados en cuanto a saber cual y cuando es el siguiente paso dar. Por donde empezar y sobretodo que batallas elegir. Yo no pretendo saber todas las respuestas a esto, pero lo que si puedo decirte es que en este camino de aprendizaje, he decidido pelear algunas que te aseguro, me han traído muchas y gratas sorpresas, crecimiento en otros ámbitos y entendimiento a ver el amor con otros ojos y a vivirlo con otra mentalidad.

Es así entonces, como se ven y sienten las batallas que debemos elegir luchar. Ahora, cabe recalcar que hacerlo, no significa ponerle el nombre de alguien. Pero si se vale, darles un título sin llegar a los estereotipos.

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Para mí, una batalla que merece ser luchada también llega en forma de amistad y sin lugar a duda se puede describir con la palabra FAMILIA. Es esta misma la que me ha recordado que mis batallas se vuelven las de otros cuando necesito una palabra de aliento o incluso cuando se trata de celebrar esas en las que ya gané.

Elegir batallas se puede traducir en descubrir nuestras pasiones y talentos o incluso en nutrirlas y desarrollarlos mucho más. En buscar nuestro propósito y dedicarle tiempo a proyectos personales o a nuestra carrera. Que claro que se pone difícil la cosa en algún punto y que por supuesto que vamos a querer tirar la toalla, SI ESO PASA. Peroooooo, que increíble es voltear al pasado y sentir esa cosquillita en el estómago sólo de pensar en TODO ese cambio que lograste al decidir entrarle. Por más miedo e incertidumbre que tuvieras. Las batallas que necesitan de nosotros no nos hacen dudar ni un segundo y tampoco nos decepcionaran. 

En este viaje, conocí a dos batallas que hasta la fecha no me han roto el corazón y se llaman “amor propio” y “cuidar de mi”. Y fue otra la que me descubrió y se ha vuelto constante, imparable y sorprendente, llamada DIOS. 

Nuestro camino en esta vida puede llegar a ser tan efímero que no sólo se trata de luchar por lo que importa, también entender que eso puede llegar en señales, personas, viajes, proyectos o en mil y un formas más que ni imaginamos. Queda en nosotros seguir buscando por ellas, estar abiertos a recibirlas y dispuestos a no parar hasta conseguir la victoria.

Con cariño,

Karen

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